Licencia para Descansar

El descanso como verdadera victoria

Hace algunos días escribí un microrrelato épico sobre el descanso como victoria. En él, una guerrera llamada Gwendal sella el abismo donde ha arrojado a los malos y libera a los tres reinos: Tierra, Mar y Cielo, recibiendo como recompensa la Flor del Paraíso. Gracias a la flor, la guerrera recibe la licencia de soñar y descansar.

En nuestra cotidianeidad solemos medir las victorias por logros externos: metas alcanzadas, problemas resueltos, luchas superadas. Rara vez damos el valor que merece a bajar la espada y escuchar a nuestro cuerpo, que quizá nos pide descanso, reposo o simplemente silencio.

Los Tres Reinos —Tierra, Mar y Cielo— son metáfora de nuestro propio ser: el cuerpo que habita la tierra, las emociones que fluyen como el mar y el pensamiento que se eleva hacia el cielo. Cuando alguno de ellos se ve atrapado en cataclismos internos, todo se resiente. Solo al sellar nuestros abismos personales podemos respirar con libertad.

Cuando la vida se interrumpe, no es un fracaso: es una invitación a detenernos, a escuchar el silencio y a reconocer que el descanso también es una forma de victoria. En medio del ajetreo, de las visitas y de los convencionalismos sociales, regalémonos la pausa que nuestra alma necesita.

Guerrera triunfante


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