Cajones llenos, manos vacías.

¿Cuántas servilletas de tela caben en una vida? En los cajones, los días se acumulan como objetos que ya no usamos.


cajón con servilletas


Llenamos nuestras casas de demasiadas cosas. Vamos por la vida recogiendo objetos inútiles, redundantes. ¿Qué emociones acumulamos junto con los objetos? ¿Qué memorias se adhieren a lo que no usamos?

Nos molestamos si alguien nos tira algo. Nos aferramos. Teniendo cosas que podrían servirle a alguien, elegimos tenerlas ahí: paradas, recogiendo el polvo de los días.

Recientemente falleció una anciana que conocí, y mientras limpiaban su casa, su familia encontró 80 servilletas de tela en un cajón. ¿Ochenta? Se usaban en Navidad y Año Nuevo, y ni siquiera se usaban todas.

En sus armarios había ropa nueva, aún con etiqueta. También ropa de cuando “era joven” y ropa de su difunto marido. Sin embargo, ella no se pudo llevar nada de eso.

En la muerte estamos desnudos y sin posesiones de ningún tipo. Y si nos enterraron con algo, no sirve de nada.

Ahora, desalojar su casa de tanta acumulación es un quebradero de cabeza para su familia. Las cosas que para ella eran preciadas se vuelven basura o material de donación. ¿Qué dejamos realmente cuando partimos? ¿Qué objetos cuentan nuestra historia y cuáles solo ocupan espacio?

La casa es despojada de los excesos, y esa desnudez gradual también es un acto de duelo, de liberación, de reacomodo energético.

Se encontró un diario personal: se conserva. Una figura antigua de Lladró: se va.

Pensemos antes de comprar cualquier cosa.
¿Qué de lo que guardamos nos guarda a nosotros?

Autor: Ana Piera
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Comentarios

  1. Un post potente que te deja reflexionando sobre la vida, sobre lo que realmente importa, sobre lo profundo de guardar, de ser, de tener y lo que al final importa no es lo que tenemos y si lo que somos.


    Blog de Bea- recomendaciones, animes, juegos & más!.

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    1. Hola Beatriz, muchas gracias por tu acertado comentario. Aprecio tu visita. Saludos.

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  2. Hola Ana, realmente es un texto que nos lleva a pensar, a reflexionar. Y tienes razón, para qué tanto obsesionarse con lo material, si luego son despojos en los contenedores de basura cuando fallecemos. Lo material nada importa, sino la propia vida, esa de la que nos olvidamos obsesionados en tener más y más y si es posible mejor que los demás.
    El mundo está creando una sociedad consumista que no logra reaccionar ante la avalancha de productos. Un abrazo y feliz semana

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    1. Hola Nuria, así es. Productos desechables, programados para no durar, generando basura, contaminación. ¿Realmente necesitamos tanto? Al morir uno no se lleva nada. Gracias por pasarte, lo aprecio mucho.

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